domingo, 18 de mayo de 2008

Un rinconcito boyacense con olor a nuevo

Sora en Boyacá es un pueblo nuevo. Aquí la modernidad nunca pasó de visita y entonces aún todo está por hacerse. Las tierras amplias, fértiles y coloridas se extienden hasta que se encuentran con unas montañas vestidas de acacias y eucaliptos que ofrecen sombra y un aire tan limpio que provoca guardar.

Este hombrecito, tan nuevo como su pueblo, aparte de encargarse de su propia vida, tiene a cuestas una parte del progreso de su familia y de su lugar, por eso cada mañana antes de ir a su escuela pide algo de compañía a su perro Maravilla para ir a hacer su tarea diaria.

Lo primero es ordeñar la vaca que dará leche y sustento a su casa, luego caminar hacia las montañas y revisar que todo ande bien para sus ovejas y al terminar, juguetear de un lado a otro en las tierras que lo ven crecer y que algún día serán su proyecto de vida, bien sea punta de siembra o de los sueños que llegue a plantar en ellas. En realidad, Sora le permite construir todo lo que su cabeza llegue a planear, pues aquí sólo faltan nuevas ideas para vivir más y diferentes historias.
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miércoles, 7 de mayo de 2008

De verde se viste el Caguán

Si alguna vez oyó hablar de San Vicente del Caguán, seguramente fue a través de la radio, la televisión o en la prensa. Puede que le suene a un lugar inhóspito, selvático y muy desconocido, al que quizá no tendrá muchas ganas de entrar.

Si cree que las cosas son como se las pintaron, mejor no siga leyendo. Pero si sospecha que hay algo más por descubrir, entonces avance otro poco:

Para empezar, sitúese en una ambiente deliciosamente exótico. Rodeado de selva, con paisajes inigualables y vestido de flores extrañamente elegantes. A lo mejor recuerde unas de ellas, las heliconias, esas florecitas de colores luminosos y de textura fuerte, que visten hermosos bouquets y que dan calor hasta a los más fríos espacios.

Ahora, entre ese ambiente, imagínese una ciudad mediana, de clima cálido y húmedo, llena gente trabajadora: agricultores, gente de oficinas, horticultores, floricultores, profesores, constructores y otras cientos de manos buscando ganarse un tono más justo para su región, diferente al rojo chillón que hasta ahora se le ha asignado a cuenta de la situación que a veces nos envuelve.

Luego, imagínese pasando de la selva a la ciudad y de la ciudad al río. Suponga que va por las aguas del Caguán y sienta como esa Colombia, lejana y confusa que veía en los medios, es un pedazo de tierra que no para de moverse para olvidar su época gris y lucha por sacar su mejor cara, verde selva y muy brillante, por fin a relucir.

Aquí apenas empieza la travesía.

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domingo, 4 de mayo de 2008

Azul es un punto en la tierra.

Azul ultramarino, azul turquesa, azul oscuro, azul.
Azul, azul, azul, azul.
Azul aguamarina, azul celeste, azul claro, azul.
Azul, azul, azul, azul. Azul, azul, azul, azul. Azul, azul, azul, azul.

Azul es el mar. Las nubes. Casi la brisa.
Azul es la claridad.
Azules son los sueños, la mayoría por cumplir en medio del olvido.
Azul es la lejanía. La calma y la nostalgia.
Azul es lo limpio y el olor a nuevo.
Azul es San Andrés.

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jueves, 1 de mayo de 2008

Hágale a la fritanguita! Visite Sutamarchán sumercé!

Listo. Ya está en Colombia y está preparado para comer algo típico. Está ansioso por conocer la renombrada bandeja paisa, el ajiaco, el arroz con pollo, la sopa de cuchuco, el caldo de menudencias, la changua y cuantas extrañas preparaciones más le han contado que existen.

Para empezar por lo alto y de una vez captar el contraste de sabores, busque un plato de "Fritanga" y siéntese a explorar. Se trata de una variedad de de carnes y una que otra harinita, como la papa criolla y el plátano maduro, entremezclados, luego que han sido fritos o cocinados al carbón.

El plato puede comprarse por porciones de lo que usted elija para que haga la mezcla a su antojo. Puede optar por chicharrón, costillas de cerdo, rellena, salchicha y, sobre todo, longaniza, que no es otra cosa que el nombre colonial para un delicioso embutido de carne de cerdo.

La elección de la bebida para bajar esta comilona, no hay que pensarla mucho. Para la muestra la lista de descarte: Primero, no hay riesgo de mezclar lo típico y natural con un sabor traído de otras tierras, así que las bebidas extranjeras tipo coca-cola, pepsi-cola o cualquier cola, salen de la lista. Segundo, no se puede optar por el agua, pues bien sabido es que con la grasita no se llevan muy bien. Y tercero, un jugo de frutas ni de riesgo, pues sería demasiado light para la ocasión.

Por todo esto, es que las alternativas se resumen en dos: una buena cerveza patria o la soda que mejor nos identifica como nación alegre, festiva y colorá: la Colombiana.

Pero para que el contraste sea perfecto entre bebida y comida, hay una mejor opción: "el refajo", la inigualable bebida hecha con dos cervezas, una colombiana, quizá una bebida de malta para darle un toque dulzón y hasta un trago de aguardiente para ponerle emoción.

Si ya se decidió a probar todo esto, quiere sentir se colombiano al 100% o aunque sea está esperando ver exótica mezcla llamada fritanga empiece por preparar la ruta adecuada de viaje.

Aunque hay bastantes sitios buenos en toda la zona Cundiboyacense, la recomendación sin falla, para quedar feliz y no tener arrepentimientos posteriores es ir hasta Sutamarchán, en Boyacá, tierra con la mejor longaniza del país y por ende, con unas de las mejores fritangas.

Si va a este pueblo, pasará por Tunja, donde tuvo lugar nuestra famosa batalla de Boyacá, la super recomendada Villa de Leyva y otros pueblos silenciosos y muy de estilo español, como Raquirá, Samacá y Sáchica, entre más y más.

Así que cuando pueda, pásese por Boyacá, tómese una cerveza y cómase una buena porción de fritanga para llevarse o recargarse de la emoción que nos resume como colombianos. Pruebe y verá.

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