Listo. Ya está en Colombia y está preparado para comer algo típico. Está ansioso por conocer la renombrada bandeja paisa, el ajiaco, el arroz con pollo, la sopa de cuchuco, el caldo de menudencias, la changua y cuantas extrañas preparaciones más le han contado que existen.
Para empezar por lo alto y de una vez captar el contraste de sabores, busque un plato de "Fritanga" y siéntese a explorar. Se trata de una variedad de de carnes y una que otra harinita, como la papa criolla y el plátano maduro, entremezclados, luego que han sido fritos o cocinados al carbón.
El plato puede comprarse por porciones de lo que usted elija para que haga la mezcla a su antojo. Puede optar por chicharrón, costillas de cerdo, rellena, salchicha y, sobre todo, longaniza, que no es otra cosa que el nombre colonial para un delicioso embutido de carne de cerdo.
La elección de la bebida para bajar esta comilona, no hay que pensarla mucho. Para la muestra la lista de descarte: Primero, no hay riesgo de mezclar lo típico y natural con un sabor traído de otras tierras, así que las bebidas extranjeras tipo coca-cola, pepsi-cola o cualquier cola, salen de la lista. Segundo, no se puede optar por el agua, pues bien sabido es que con la grasita no se llevan muy bien. Y tercero, un jugo de frutas ni de riesgo, pues sería demasiado light para la ocasión.
Por todo esto, es que las alternativas se resumen en dos: una buena cerveza patria o la soda que mejor nos identifica como nación alegre, festiva y colorá: la Colombiana.
Pero para que el contraste sea perfecto entre bebida y comida, hay una mejor opción: "el refajo", la inigualable bebida hecha con dos cervezas, una colombiana, quizá una bebida de malta para darle un toque dulzón y hasta un trago de aguardiente para ponerle emoción.
Si ya se decidió a probar todo esto, quiere sentir se colombiano al 100% o aunque sea está esperando ver exótica mezcla llamada fritanga empiece por preparar la ruta adecuada de viaje.
Aunque hay bastantes sitios buenos en toda la zona Cundiboyacense, la recomendación sin falla, para quedar feliz y no tener arrepentimientos posteriores es ir hasta Sutamarchán, en Boyacá, tierra con la mejor longaniza del país y por ende, con unas de las mejores fritangas.
Si va a este pueblo, pasará por Tunja, donde tuvo lugar nuestra famosa batalla de Boyacá, la super recomendada Villa de Leyva y otros pueblos silenciosos y muy de estilo español, como Raquirá, Samacá y Sáchica, entre más y más.
Así que cuando pueda, pásese por Boyacá, tómese una cerveza y cómase una buena porción de fritanga para llevarse o recargarse de la emoción que nos resume como colombianos. Pruebe y verá.
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4 comentarios:
Que delicia de comida... Por estos lados del mundo no se ven esos tipos de establecimientos.
EStoy de acuerdo con el comentario anterior. Con nada se compara el sabor de estas delicias... este sabor es propio de nuestra tierra y cuanto los extrañamos y si pienso en el refajo, noo.... ya tengo la boca hecha agua....
Felicitaciones... excelentes los apuntes, nos permiten pensar en el pronto regreso.
Anonimo.
Que agradable sensación evoca a nuestros sentidos un relato que describe casi que con detalle la inigualable experiencia de saborear las riquezas gastronómicas de nuestra tierra Colombia. Muy buen Relato........
Nosotros estuvimos por ahi la semana pasada...fuimos desde Costa Rica a probar la fritanga de Sutamarchán....deseo con ansias volver pronto a comer más fritanga...
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